Hoy a las 12:30 de la tarde, se ha celebrado la primera reunión para sentar las bases de un posible convenio colectivo. La Administración ha dejado claro que todo cambio, por pequeño que sea, debe pasar por dos filtros: primero, la aprobación política de la Consejería de Educación, y luego, el visto bueno económico de la Consejería de Hacienda.
¡Atención! Esta doble aprobación podría ser un obstáculo para lograr un convenio que realmente nos beneficie.
Nuestro objetivo es claro: que el profesorado de religión tenga los mismos derechos que el profesorado funcionario, tanto ahora como en el futuro. Esto significa que cualquier mejora que se apruebe para los funcionarios, debería aplicarse automáticamente a nosotros.
Pero hay un punto crucial: un convenio colectivo es un acuerdo cerrado. Una vez firmado por la mayoría de los representantes de los trabajadores, no se puede renegociar fácilmente.
¡Esto significa que debemos ser muy cuidadosos! Si firmamos un convenio sin cláusulas que garanticen la aplicación inmediata de futuras mejoras, o con condiciones inferiores a las actuales, podríamos estar condenando nuestras condiciones laborales a un futuro incierto.
¡Es hora de unir fuerzas y luchar por un convenio que nos garantice un futuro mejor!